11/3/13

Ni príncipes azules ni princesas de larga cabellera.

Dos años esperando para ver Blue Valentine. Como sucede con muchas películas, pensé que iba a tener que echar mano de internet (bendito para según qué cosas) y verla por mi cuenta en la pequeña pantalla, pero los distribuidores han tenido a bien colocarla en los cines de nuestro país. La razón de mi ansia es simple: ese bellísimo animal cinematográfico llamado Michelle Williams. También Ryan Gosling, no lo voy a negar.

En Blue Valentine el director norteamericano Derek Dianfrance nos muestra el nacimiento y decrepitud de una pareja en un ejercicio de dicotomía cinematográfica rozando casi el lenguaje documental de puro lejos que sitúa su cámara de los personajes. Este hecho, que a priori podría hacer pensar que estamos ante un experimento de laboratorio observando el progreso de una relación amorosa, se combina con un conocimiento profundo de Cindy (Williams) y Dean (Gosling) -no en vano el proyecto se gestó durante diez años- que hace irremediable el sentirse identificado con alguno de ellos (sobre todo si alguno de ustedes ha pasado o está pasando por el trance que ellos atraviesan).

La película muestra los momentos cruciales de una relación mediante un juego de flashbacks muy bien montado, dejándose llevar por el desaliño indie (ratos de cámara al hombro, enfoques y desenfoques, fotografía desigual y magnífica...) que va detrás de un plan en el que no se deja ningún cabo suelto.

Hubo una cosa que me chascó. Sin ánimo de hacer spoiler del filme, la reacción última de Dean me parece desmedida. Cierto es que nadie está libre de perder los papeles en un momento dado de su vida, pero el dibujo que se hace de un personaje sentimental, volcado en su familia hasta el punto de la renuncia voluntaria a sus sueños, me impide verle como un ser iracundo.

Ya a título personal, porque de sobra estaría explicar esto en Blue Valentine, quisiera conocer dónde se halla el punto de no retorno entre el enamoramiento y el hartazgo. Igual no es un punto sino más bien una curva que dibuja su línea hasta caer por debajo del eje de las abscisas. Me gustaría creer que esa curva reinicia en algún momento su ascenso.

Desgarradora.

2 comentarios:

  1. una peli maravillosa
    la recomiendo 100%
    saludos

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  2. Juer, ¿en serio ese quiere que sea su nick? No podremos decir que no es original. Bienvenido/a reducción mamaria.

    Sí, es una película maravillosa y recomendable al 100% aunque también supongo que no es para todos los públicos. Los aficionados a por ejemplo Transformers dirán al salir del cine ¡menudo coñazo!

    Saludos también para usted.
    C.

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