18/6/12

This must be the place.
Hay gente que eso de madurar se lo deja a las frutas.

Para alguien como la menda, que ha vestido años de negro impoluto hasta que le dio un golpe de calor cierto día de septiembre, el cartel de un tipo caracterizado al más puro estilo Robert Smith con cien quilos menos pues le atrae.

Si además le hablan de Peter Panes, de cabeza a meterse en la oscuridad de la sala de proyecciones. En contra de la creencia popular rompo una lanza por los que tenemos pocas ganas de crecer: conservamos la ingenuidad de los niños. También su curiosidad. Y si podemos (no en mi caso para desgracia) la despreocupación. Oh, la desprecupación, ese estado límbico, casi orgásmico.

Eso le pasa a Cheyenne (Sean Pean) una vieja estrella del rock siniestro venida a menos con el paso de los años. Deshubicada y sin metas a sus cincuenta y tantos. Aburrida, perezosa, lenta. Igual que la peli.

Me fastidia decirlo, pero no me ha gustado nada y lo peor es que ¡no sé porqué! Tal vez haya sido un guión con demasiados flecos sueltos (desde mi limitado conocimiento) en el que se da mucha importancia a personajes que no aparecen o que, si aparecen, yo no les vi. Tal vez esa mezcla de churras con merinas, del mundo del rock con el holocausto nazi que de tan manido (el nacismo) ya empieza a apestar. Tal vez la ridiculez de los personajes a los que se les supone han madurado.

No comprendo porqué me ha parecido fallida. Las interpretaciones de Sean Pean, de Frances McDormand, de Harry Dean Stanton (tan breve como iluminada) son geniales. La fotografía -que me recuerda sin ninguna duda a la maravillosa The Straight History (Una Historia Verdadera) de David Lynch- es exquisita, tan antagónica a eso que llamamos siniestro. La música y puesta en escena teatral, desmedida y virginal de David Byrne es genial; no en vano el título del filme es una canción de los Talking Heads.

Y lo que más me ha gustado son las frases de Cheyenne dichas con la ingenuidad y despreocupación de la que hablo arriba. Como cuando un rorro le pregunta a su madre "¿por qué esa señora es tan fea?" Verdades como puños, pero sobre todo lapidarias:
Nunca es tarde, no. Tarde es siempre tarde.

4 comentarios:

  1. Querida Cal.. quizás te refieras a THE STRAIGHT STORY (Traducida en españa como "una historia verdadera"), de David Lynch. Besos

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  2. Usted por aquí, Hold Fast. Gracias por el apunte. Es lo que tiene escribir a toda pastilla, sin corregir (demasiado) y utilizando la memoria en vez de Google.

    Lo cambio ya mismo (no sea que esté Garci al acecho de nuevos comentaristas cinematográficos). Pondré más atención la próxima vez que nombre a Lynch. ;)

    Besos para usted también.
    C.

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  3. Pues muchas gracias, Manolito y bienvenido. Encantada de que le guste el post.

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